Monitoreo de casos Covid-19 a nivel Mundial realizado por la Universidad JOHNS HOPKING
Esta enfermedad produce secuelas a nivel cardiaco, respiratorio, cognitivo, neurológico y psicológico [1].
Esta enfermedad causa daño alveolar masivo que resulta en insuficiencia respiratoria aguda (ARF). Un alto porcentaje de estos casos requieren ventilación mecánica [1]. También, este virus ha llegado a producir síntomas cardiovasculares, tales como angina de pecho y palpitaciones. Un estudio reveló que un 7.3% de los pacientes tuvieron palpitaciones como primer síntoma, un 2 % sufre de angina de pecho y un 16,7% sufrió arritmias. Dichas complicaciones pueden ocasionar la muerte de los pacientes. Otro estudio mostró que un 15.7% de las muertes por coronavirus fueron debido a hipertensión, y un 9% por otras enfermedades cardiovasculares [2].
Las secuelas respiratorias representan un desmedro significativo en la capacidad pulmonar de los pacientes dados de alta en comparación con pacientes sanos [3]; asimismo, un estudio en pacientes de SARS demostró que un 28% presentó hallazgos anormales en las radiografías de tórax y exhibió reducciones persistentes en su capacidad de ejercicio [4].
Recientes investigaciones han revelado que el haber estado infectado con el virus podría generar una predisposición a padecer cáncer. El sistema inmune detecta infecciones virales a través de los PRR’s (Pattern Recognition Receptors) para reconocer los PAMP’s (Pathogen-ssociated Molecular Pattern). Uno de dichos PRR, denominado TLR (Toll-like Receptor) reconoce dichas PAMP´s y activa una variedad de proteínas adaptadores, entre las cuales se encuentra la proteína MyD88. La cual, activa el factor de transcripción NF-kB y los receptores relacionados a la quinasa IRAK4, IRAKI, IRAK2 y IRAKM. Estos receptores interactúan con la TRAF6, la cual causa una ubiquitinación de K-63, lo cual causaría crecimiento celular extremo. Debido a esto, puede generarse tejido canceroso el cual desencadenaría en un cáncer [5].
De forma aguda, el 36,4% de los pacientes con COVID-19 desarrollan síntomas neurológicos, que incluyen dolores de cabeza, alteración de la conciencia, convulsiones, ausencia de olfato y gusto y parestesia. El síndrome de encefalopatía posterior reversible, que causa dolor de cabeza, confusión, convulsiones y pérdida visual, es una posible complicación del COVID-19. Se ha informado que la encefalitis viral es causada por COVID-19, y se han encontrado edema del tejido cerebral y degeneración neuronal parcial en pacientes fallecidos. Se plantea la hipótesis de que el COVID-19 puede aumentar el riesgo de sufrir episodios cerebrovasculares agudos [1].
Estos síntomas pueden llegar a complicarse si la rehabilitación no es llevada a cabo adecuadamente, lo cual podría derivar en futuras complicaciones cardiacas, pulmonares y neurológicas. Se determinó que los pacientes más graves tenían un riesgo de 22.2%-31% de sufrir de un problema cardíaco, mientras que los leves tenían entre 2% y 4%. Existe la posibilidad de que el SARS-CoV-2 genere nuevos problemas cardíacos o agrave las consecuencias de las ya existentes. Sin embargo, aún se necesitan más investigaciones para determinar estos problemas con mayor precisión [2].
Además, las intervenciones empleadas en el tratamiento (grave y crítica), como la ventilación mecánica, la sedación o el reposo prolongado en cama, pueden producir una serie de secuelas en la aptitud física, la respiración, la deglución, la cognición y la salud mental, entre otras. En su conjunto, estos síntomas se conocen como síndrome post cuidados intensivos. Las personas mayores y los pacientes de cualquier edad con enfermedades crónicas pueden ser más vulnerables a sus efectos. Los casos de COVID-19 grave que se recuperan sin haber necesitado ingreso en UCI también pueden presentar estos síntomas en alguna medida [6].
En China, se inició una encuesta en línea de forma anónima, y se distribuyó a estudiantes universitarios [7]. De todos los encuestados, 296 (24,5%) informaron de un impacto psicológico mínimo (puntuación <23); 263 (21,7%) calificaron un impacto psicológico leve (puntajes 24-32); y 651 (53,8%) informaron un impacto psicológico moderado o severo (puntuación> 33).
Figura N°1 : Impacto psicológico medido con la escala IES-R
Figura creada por el grupo, sacada de [7]
Luego se determinó el estado de depresión, ansiedad y estrés de los mismos, dando como resultado lo siguiente:
Se determinó que el 13,8% padecía depresión leve; se determinó que el 12,2% padecía depresión moderada; y se determinó que el 4,3% padecía depresión grave y extremadamente grave [7].
Respecto a su ansiedad, se determinó que el 7,5% padecían ansiedad leve; se determinó que el 20,4% padecía ansiedad moderada; y se consideró que el 8,4% padecía ansiedad severa y extremadamente severa [7].
Respecto al estrés, se determinó que el 24,1% padecía estrés leve (puntuación: 11-18); se determinó que el 5,5% padecía estrés moderado; y se determinó que el 2,6% padecía estrés severo y extremadamente severo [7].
Figura N°2 : Impacto psicológico.Figura creada por el grupo, sacada de [7]
En China, durante la fase inicial del brote de COVID-19, más de la mitad de los encuestados calificaron su impacto psicológico como moderado a severo, y aproximadamente un tercio informó ansiedad de moderada a severa. El sexo femenino, la condición de estudiante y los síntomas físicos específicos se asociaron con un mayor impacto psicológico del brote y niveles más altos de estrés, ansiedad y depresión [7].
El TEPT (Trastorno de estrés postraumático) (22% -24%), la depresión (26% -33%) y la ansiedad generalizada (38% - 44%) podrían prevalecer incluso después de 2 años.
Uno de los mayores factores de riesgo de trastornos del estado de ánimo posteriores al SDRA es la enfermedad psiquiátrica premórbida. Otros riesgos incluyen la edad más joven, el sexo femenino, el desempleo, el consumo de alcohol y un mayor uso de sedantes opioides.
Los miembros de la familia también pueden sufrir de trastorno de estrés postraumático, ansiedad y depresión, y pueden tener dificultades para gestionar sus nuevos roles de cuidadores [1].
En un estudio de pacientes con insuficiencia respiratoria o shock, después de la admisión en la UCI (91% fueron ventilados mecánicamente), las puntuaciones de cognición global medianas (evaluación del estado neuropsicológico) fueron un promedio de 1,5 DE por debajo de la edad media poblacional ajustada y similar a la de los pacientes con deterioro cognitivo leve. Entre estos pacientes, el 26% tenía puntuaciones 2 DE por debajo de la media de la población, similar a las puntuaciones de los pacientes con enfermedad de Alzheimer leve.
La repetición de la prueba a los 12 meses no mostró muchos cambios. La tendencia fue la misma para los pacientes independientemente de su edad. El deterioro cognitivo puede afectar al 70% - 100% de los pacientes al alta; El 46% -80% todavía lo tiene un año después y el 20% todavía lo tiene después de 5 años. Todos los componentes de la cognición pueden verse afectados, incluida la atención, las habilidades visoespaciales, la memoria, la función ejecutiva y la memoria de trabajo [1].
Un estudio dirigido por Middleton llevó a cabo en un programa de telesalud de 36 sesiones donde se buscó describir el proceso y el costo de entregar un programa de ejercicios de telesalud guiado. El programa de ejercicios de telesalud consistió en 36 sesiones de 45 minutos, entregado aproximadamente 3 veces por semana. La duración y el contenido del programa se basó en evidencia sobre accidentes cardiovasculares. Los ejercicios realizados fueron individualizados a las deficiencias del paciente y progreso con el objetivo de mantener un rango de esfuerzo percibido (RPE) entre 12 y 16 de una escala de 6 a 20 RPE [8].
Los costos fijos para iniciar el programa fueron de $4 119.5 USD. Esto incluyó $2 200 USD para la plataforma de telesalud, $1 299 para un iPad donde se repartieron las sesiones y $620.5 USD por 7 rollos de Theraband (bandas de resistencia) a diferentes niveles de resistencia.
Los costos variables incluyeron un stand para al Tablet del paciente de rehabilitación $18.52 USD, gastos por movilidad y evaluación final $285 USD y costos del tiempo del personal en donde se incluyeron cargos por terapeuta y asistente $5 250 USD.
La importancia de la rehabilitación después del COVID-19 se ha enfatizado de acuerdo con el marco de la Clasificación Internacional del Funcionamiento, la Discapacidad y la Salud. La OMS no tiene estándares de rehabilitación para pacientes post-COVID-19. Por ello, cada paciente debe ser evaluado en su totalidad por todo el personal de atención médica (médicos, enfermeras y trabajadores de la salud aliados), y se debe crear un plan de tratamiento teniendo en cuenta los deseos y metas del paciente. Las secuelas y sus comorbilidades informarán el plan de tratamiento [1]. Debe respetarse el principio de personalización independientemente del tipo de intervención de rehabilitación respiratoria. En particular, para pacientes con condición grave / crítica, adultos mayores, pacientes con obesidad, pacientes con múltiples comorbilidades y pacientes con una o más fallas orgánicas [9].
Diversos estudios publicados a nivel mundial reportan que la rehabilitación después del COVID 19 es similar a aquella provista a pacientes en unidades de rehabilitación geriátrica.
La rehabilitación pulmonar, en respuesta, es un programa multidisciplinario diseñado para reducir los síntomas, optimizar el estado funcional, aumentar la participación y reducir los costos de atención médica mediante la estabilización de las manifestaciones de la enfermedad [10]. El programa de rehabilitación pulmonar comprende educación, apoyo psicosocial, entrenamiento respiratorio y entrenamiento muscular. La parte educativa comprende técnicas de respiración; incremento de la adherencia al tratamiento; control del pánico a la falta de aire y de la sintomatología ansiosa; técnicas de relajación y manejo del estrés; e involucrar al paciente para trabajar de manera conjunta [11]. Asimismo, debe realizarse de forma individualizada y puede ser aplicada en cualquier estadio de la enfermedad.
Tratarse en casa sería una buena opción, incluso para pacientes que fueron admitidos en rehabilitación hospitalaria, ya que el aislamiento es más fácil en el hogar y la carga de los servicios hospitalarios se reduciría. Sin embargo, para que esto sea una opción viable, los servicios de atención domiciliaria y rehabilitación ambulatoria deben estar disponibles y mejorados. Aunque, por el estado actual el personal de atención domiciliaria no puede ingresar a los hogares de los pacientes. Pero, si se toman las precauciones adecuadas, la atención domiciliaria puede ser más segura para los pacientes que se han recuperado del COVID-19 y para otros pacientes en una unidad de rehabilitación [1]. La terapia domiciliaria se puede proporcionar a través de Internet y por teléfono mediante la tele rehabilitación. Tanto la evaluación como el tratamiento pueden proporcionarse de forma sincrónica o asincrónica. Es importante que se implementen procesos para garantizar que los pacientes y terapeutas puedan utilizar este método con éxito. También es posible que se requieran una o más visitas en persona [1].
El abandono de este programa depende de diversas razones como enfermedad y comorbilidades, transporte, falta de beneficios percibidos, tabaquismo, síntomas depresivos, falta de apoyo, privaciones y deterioro percibido [12]. El hecho de que los pacientes no se sientan seguros y no se sientan cómodos con los profesionales a cargo también es fundamental para evitar la interrupción del programa, pues la percepción del paciente sobre su condición también influye en su recuperación [13], así como del apoyo que reciba.
Las principales funciones para analizar en rehabilitación son cinco, y entre ellas se encuentran las funciones emocionales. Sin embargo, su individualización sólo es un recurso de presentación, ya que todas las funciones guardan estrecha correlación y dependencia.
Una peculiaridad de la depresión en rehabilitación, además de su frecuencia, es la dificultad para formular el diagnóstico. El riesgo consiste tanto en subestimar como en sobrestimar la depresión. La depresión puede estar “oculta” y manifestarse sobre todo por trastornos somáticos menores, cefaleas, neuralgias, etc. El cuadro depresivo se puede complicar con el cuadro somático. El diagnóstico se formula muy a menudo a partir de las modificaciones del comportamiento en las interacciones sociales [14]. Durante la cuarentena, los pacientes con la enfermedad confirmada pueden mostrar enojo, miedo, ansiedad, depresión, insomnio o agresión y soledad, o no cooperarán debido al miedo a la enfermedad. Los pacientes tenderán a abandonar el tratamiento o desarrollar otros problemas psicológicos. La rehabilitación respiratoria puede mejorar la ansiedad y la depresión en los pacientes [9].
Todo el personal que haya estado en contacto cercano con pacientes para la evaluación y el tratamiento de rehabilitación respiratoria debe aprobar la capacitación y el examen de control de infecciones en el hospital local antes de poder comenzar a trabajar [9].
Una infección sintomática por SARS-CoV-2 tendría un costo médico directo de $3 045 USD cuando se toman en cuenta únicamente los costos que se acumulan durante el curso de la infección. Cuando, además, se consideran gastos posteriores a la infección como visitas ambulatorias y hospitalización, el costo aumenta a $3 994 USD [15].
Una persona con síntomas leves y que incurre en gastos, ya sea mediante consulta telefónica o por una visita al médico en persona, incurriría en un gasto medio de entre $57 USD a $96 USD, dependiendo de la edad. Un caso donde se requiriese hospitalización costaría en promedio $14 366 USD únicamente durante en transcurso de su infección, si se le incluyen los costos que puedan devenir después de darse de alta, el costo medio asciende a $18 579 USD. Los costos por hospitalización comienzan a disminuir por grupo etario, esto corresponde a diversos factores, el más resaltante es si el infectado accede o no al área de cuidados intensivos.
Los reingresos hospitalarios son eventos frecuentes, potencialmente prevenibles, costosos, y asociados a alta morbi-mortalidad. Pueden definirse como admisiones a un hospital dentro de cierto periodo después de haber egresado del mismo. El tiempo definido para su medición varía y la tendencia es utilizar como referencia los primeros 30 días posteriores al egreso [16]. Si bien no existe data que verifique el porcentaje de reingresos por efectos del covid-19, estos se pueden inferir por las afecciones que genera. Un estudio guiado por Andrés Caballero encontró una relación entre el reingreso hospitalario asociado a enfermedades del sistema respiratorio: Caballero sugiere una posibilidad de reingreso del 9.7% durante los primeros 30 días posteriores al egreso hospitalario.
Asimismo, las hospitalizaciones por exacerbación aguda de la EPOC comportan un alto consumo de recursos sanitarios. La frecuencia de estas readmisiones oscila entre el 11.6% a las 48 hrs del alta de servicio de Urgencias y al 63% un año después del ingreso hospitalario. Cuando el paciente presenta hipercapnia al ingreso, es de esperar que la mitad requiera una nueva hospitalización y que un 7% sea reingresado 3 o más veces en los 6 meses siguientes al alta. Por otra parte, los trabajos realizados para valorar la utilidad de la hospitalización domiciliaria encuentran una tasa de reingreso aproximada del 30% a los dos meses [17].
La complejidad de la gestión hospitalaria se encuentra en la atención a la organización del personal médico-asistencial, manejo de información, logística de insumos y medicamentos, entre otros. En ese sentido, las estrategias que permiten abordar los temas de tecnologías en salud son el foco de disciplinas como la ingeniería clínica o la ingeniería hospitalaria, siendo esta última dirigida sobre todo a los sistemas del establecimiento de salud y no de contacto directo con el paciente [18]. Por tanto, la estructura organizacional juega un papel importante en la definición de prioridades, toma de decisiones y responsabilidades integrales. Si consideramos a la salud como una problemática de carácter multidisciplinario y multiprofesional [18], es necesario adaptar un sistema que responda a ello, que añada una dirección de tecnología a las ya existentes: médica y administrativa [19].
El día 17 de septiembre, el Minsa informó a través del comunicado N°242 los siguientes datos nacionales[20]:
El estado situacional brindado por el Minsa el 18/09/2020, el departamento que se encuentra con más casos positivos es Lima Metropolitana con 319 718, seguido de Arequipa con 38 792. Los departamentos con más índice de letalidad son La Libertad con 8.14% (26 441 casos positivos-2153 fallecidos), Lambayeque con 6.73% (24 445 casos positivos- 1646 fallecidos) e Ica con 6.17% (24 953 casos positivos- 1540 fallecidos) [21].
Diversos establecimientos de salud cuentan con los programas de Rehabilitación Pulmonar [22] y se ajustan a las normativas mencionadas anteriormente. A raíz de la pandemia, los esfuerzos a nivel del Ministerio de Salud comprenden la implementación y supervisión del seguimiento clínico a distancia y presencial, según los casos que correspondan, así como un formato de consentimiento informado que suscribe la inclusión de un equipo multidisciplinario en el tratamiento del paciente [23].
La rehabilitación en el Hospital Dos de Mayo y la Clínica del Inca viene dada de la siguiente forma:.
Debemos mencionar que todos estos procedimientos deben ser de manera presencial [24].
El Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) indicó que, durante el segundo trimestre de 2020, 6.720.000 peruanos quedaron sin empleo en el marco de la pandemia del coronavirus (COVID-19) [30]. Esto implica que el grueso de la población no dispone de recursos para optar por la adquisición de nuevos productos. En contraste, el 82% de la población cuenta con un teléfono celular [26], por lo que optar por una respuesta que no implique un mayor gasto adicional y que vaya en favor de su accesibilidad representa una opción más viable.
Por otro lado, el Ministerio de Salud cuenta con una oficina de Innovación y Desarrollo Tecnológico; sin embargo, se encuentra supeditada por la oficina de Tecnologías de Información, y a su vez supeditada por la Secretaría General [27]. En adición a ello, en el Hospital Dos de Mayo, no figura una dirección u oficina orientada a la implementación de tecnología [28], sino que, generalmente, este tipo de establecimientos de salud cuentan con un Área de Ingeniería y Mantenimiento [18], pero su personal se encarga de reparaciones menores y no especializado.
A partir de la Ley Nº29459, promulgada en el 2009, la Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas (Digemid) determinó que son dispositivos médicos “cualquier instrumento, aparato, implemento, máquina, reactivo o calibrador in vitro, aplicativo informático, material u otro artículo similar o relacionado, previsto por el fabricante para ser empleado en seres humanos, solo o en combinación” [29]. Sin embargo, para tramitar el Registro Sanitario de un dispositivo, se necesita validar que se encuentre registrado previamente en el Módulo Establecimientos Farmacéuticos del Sistema Nacional de Información o que sea avalado por un laboratorio o farmacéutica [30]. Estos vestigios corresponden a la ausencia por varios años de un marco legal para Insumos Médico-Quirúrgicos, cuya normativa se aplicaba por interpretación e incluyéndose como productos similares, generando contradicción, desigualdad y alta discrecionalidad en la aplicación de la ley [18].
Por otro lado, en el contexto de nuestro interés se aprobaron dos guías técnicas:
Su finalidad es contribuir a reducir el impacto en la salud mental del personal de la salud que brinda atención a las personas con sospecha o con diagnóstico de infección por COVID-19 en las instituciones prestadoras de servicios de salud a nivel nacional. Tiene como objetivo establecer los procedimientos para el cuidado y autocuidado de la salud mental del personal de la salud que brinda atención a las personas con sospecha o con diagnóstico de infección por Covid-19 [31].
Se prioriza la identificación activa de problemas de salud mental en las personas con COVID-19, así como en aquellas que se encuentran en aislamiento domiciliario, sus familiares y la población en general. Se precisan los procedimientos para fomentar el autocuidado de la población, identificar oportunamente y diagnosticar a las personas con problemas de salud mental, como son la reacción al estrés agudo, ansiedad, depresión y violencia hacia las mujeres, entre otros. Además, se establecen las pautas para desarrollar un plan de intervenciones terapéuticas y continuidad de cuidados para las personas identificadas con problemas de salud mental. El documento establece las pautas de cuidado de la salud mental en las personas afectadas por el COVID-19 según la gravedad de la enfermedad, así como el acompañamiento a sus familiares, y además brinda las pautas para el acompañamiento psicosocial a los familiares de las personas fallecidas en el presente contexto [32] .
Si bien no existe un estudio sobre el impacto económico actual debido al virus, se puede extrapolar utilizando el estudio de Bartsch. La cual sugiere que en el transcurso de la pandemia por enfermedad de Covid-19 en EE. UU. se podrían generar gastos médicos directos desde $163.4 mil millones si el 20% de la población se infecta a $654 mil millones si el 80% de la población se infecta.
Con una población de 32 millones 131 mil 400 habitantes peruanos tendríamos un gasto médico directo desde $15.87 mil millones si el 20% de la población se infectara a $63.49 mil millones si el 80% de la población se infectara [15].
Tomando como punto de refentecia a nuestro objetivo "rehabilitación exitosa para pacientes recuperados de covid-19" identificamos que a nivel hospital y estado aparecen variables enfocadas a una gestión y diversificación del dinero nacional. Pero, a nivel de paciente aparecen variables (depresión, motivación) que nos pueden ser manejadas desde el nivel hospital y estado. Por lo tanto, escogemos trabajar a nivel de pacientes enfocandonos en el estado psicológico de este mismo.
En base a la información recaudada:
De los 9524 pacientes hospitalizados hasta el 17 de septiembre del 2020, 1439 se encuentran en UCI, y son ellos los que precisarán de rehabilitación respiratoria (esta cifra sin contar con a los pacientes ya dados de alta hasta el momento). Y, de no rehabilitarse representará un daño significativo en la capacidad pulmonar que dañará a nivel cardiaco, respiratorio, cognitivo, neurológico y psicológico. Esto provocaría una reinserción de los pacientes, que en comparación con las personas no hospitalizadas (96 $ promedio en gastos), tendrían aproximadamente un gasto de 187 veces (18000 $). Uno de los factores identificados que tomaremos como “de importancia” es el estado psicológico del paciente. Debido a la frecuencia de la aparición de problemas como depresión o ansiedad en personas que se encuentran en proceso de rehabilitación. Por ello definimos al problema principal como:
Ausencia monitoreo psicológico en pacientes que siguen el tratamiento de rehabilitación respiratoria post covid.
En un estudio de Tianjin, China mostró una serie de razones por las que los pacientes abandonan este tipo de programas [33]. Dentro de las cuales se destaca la falta de motivación.
La familia juega un rol importante en la rehabilitación, debido a que se encuentran directamente relacionados con la motivación. Además, los pacientes que viven solos tienden a no terminar con la rehabilitación mientras que los pacientes que viven acompañados suelen completar la rehabilitación. El grupo no adherente a la rehabilitación tendió a presentar problemas psicológicos como depresión y ansiedad. [35]
Los médicos también influyen al motivar a los pacientes a terminar la rehabilitación. Los pacientes atendidos por médicos que los motivaron presentaron gran índice de realización de la rehabilitación. Por otro lado, se corrobora que las influencias por otras personas puede causar que el porcentaje de rehabilitaciones aumente y sean completadas.[36]
La depresión está directamente relacionada con los estados de ánimo, y sobre todo la motivación. De ser el caso, tomando el 45% de personas que abandonan por este motivo tendríamos[34]:
Esta cantidad (41069) será la cantidad de pacientes que dejen la rehabilitación y, por ende, presentarán complicaciones en la sintomatología mencionada.
Por otro lado, existe una relación entre adherencia y tasa de mortalidad, donde:
El 79,8% representa a la cantidad de personas con buena adherencia y 20,2% a las personas con adherencia pobre. Al comparar las tasas de mortalidad de ambos pudimos ver que 11,3% de los pacientes con buena adherencia fallecieron de enfermedad obstructiva pulmonar crónica, mientras los de adherencia pobre fue un 26,4%. [37]
A causa del COVID, los hospitales se han sobresaturado, lo que ha llevado que pacientes con otras patologías sean delegados a otros hospitales o para pacientes con rehabilitación de otras condiciones no puedan completar el proceso de rehabilitación. [37].
Esto llevará a que pacientes que acaban de salir de UCI no puedan realizar la rehabilitación correspondiente. Y esto desencadenará que las personas no recuperen su capacidad pulmonar y física, lo que afectará en otros factores de su vida, como en la parte social o económica.
Como se mencionó en el efecto anterior estimamos que 41000 pacientes podrían volver a internarse.
No hay estudios que reflejen el impacto económico al estado por rehabilitación o reingresos hospitalarios a partir del Covid-19; no obstante, la literatura presentada nos ofrece un alcance basándose en sintomatología relacionada.
De acuerdo con el INEI, que calculó los ingresos entre julio del 2019 y junio del 2020, el salario promedio de un peruano es de $1 552.8. Cifra similar a la que se registra solo en Lima Metropolitana que es de S/ 1,519.5. Los empleados menores de 24 años ganan en promedio $965 al mes. Mientras que los trabajadores con entre 25 y 44 años tienen salarios de $1 664.7, y los mayores de 45 ganan cerca de $1 612. Según la Organización Internacional del Trabajo se reportó un 29.55% de horas de trabajo perdidas. Haciendo una regresión, sabemos que la jornada laboral en el Perú se constituye de 48 horas semanales u 8 horas diarias, dando un promedio de S/6.47PEN por hora. Con 50 semanas se tendrían 2 400 horas con 709.2 horas perdidas por efectos del Covid19. Si consideramos una reincidencia de 41069 pacientes reingresados hasta después de un año tendríamos un gasto de $188 446 092.15 PEN.
𝐺𝑎𝑠𝑡𝑜 𝑝𝑜𝑟 𝑝𝑟𝑜𝑑𝑢𝑐𝑡𝑖𝑣𝑖𝑑𝑎𝑑: 41069 ∗ 709.2 ∗ 6.47 = 188 446 092.15
Con 50 semanas se tendrían 2 400 horas con 709.2 horas perdidas por efectos del Covid19 lo que representaría una pérdida económica de $4 588.524 PEN por persona.
Además, tomando como referencia este número (41 069) se precisarán 41 069 camas de reingreso hospitalario, lo cual, mencionado “en contexto a nivel hospitalario” tiene un costo aproximado de 18,000$.
El gasto general representado es: 41069 * 18000 = 739 242 000 $
Es un esfuerzo inicial que plantea las bases para desarrollar políticas de salud mental desde una perspectiva integral en diálogo con el Modelo de Atención Integral de Salud (MAIS). Brinda un conjunto de orientaciones para la planificación y el desarrollo de acciones sobre salud mental:
A pesar de ser un avance importante y de sentar los puntos de partida para los documentos posteriores, se encuentran algunos vacíos, como la ausencia de procedimientos para llevar a cabo los procesos de democratización y participación de la comunidad.
El plan fue elaborado por el Comité Nacional de Salud Mental del Consejo Nacional de Salud, con la cooperación técnica de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). A diferencia de los Lineamientos para la Acción en Salud Mental y la Estrategia Sanitaria Nacional de Salud Mental y Cultura de Paz, el Plan Nacional de Salud Mental no sólo tiene un carácter sectorial sino implicancias intersectoriales [42]. Los objetivos generales son:
El plan reconoce dificultades para la atención en salud mental, algunas referidas al escaso número de profesionales y a su formación académica, centrada en un modelo asistencialista que descuida enfoques de atención integral y comunitaria.
Su finalidad es contribuir a reducir el impacto en la salud mental del personal de la salud que brinda atención a las personas con sospecha o con diagnóstico de infección por COVID-19 en las instituciones prestadoras de servicios de salud a nivel nacional. Tiene como objetivo establecer los procedimientos para el cuidado y autocuidado de la salud mental del personal de la salud que brinda atención a las personas con sospecha o con diagnóstico de infección por Covid-19.
Se prioriza la identificación activa de problemas de salud mental en las personas con COVID-19, así como en aquellas que se encuentran en aislamiento domiciliario, sus familiares y la población en general. Se precisan los procedimientos para fomentar el autocuidado de la población, identificar oportunamente y diagnosticar a las personas con problemas de salud mental, como son la reacción al estrés agudo, ansiedad, depresión y violencia hacia las mujeres, entre otros. Además, se establecen las pautas para desarrollar un plan de intervenciones terapéuticas y continuidad de cuidados para las personas identificadas con problemas de salud mental. El documento establece las pautas de cuidado de la salud mental en las personas afectadas por el COVID-19 según la gravedad de la enfermedad, así como el acompañamiento a sus familiares, y además brinda las pautas para el acompañamiento psicosocial a los familiares de las personas fallecidas en el presente contexto.
En nuestro país no disponemos de un sistema de control psicológico poblacional y/o individual moderno, esto quiere decir aplicando tecnologías actuales, por ejemplo:
En Colombia, se implementó un software capaz de proveer el servicio de diagnóstico y control a personas con enfermedades mentales que está al alcance de poblaciones aisladas que no tienen acceso a los servicios de salud. Este tipo de telemedicina es conocido como tele psiquiatra, y tuvo como misión el conectar a un paciente con un médico de atención primaria y un médico asesor. El médico de atención primaria será el encargado de evaluar y diagnosticar al paciente, creando y llenando la historia clínica del paciente. El médico asesor por su parte era el encargado de controlar al paciente y de mantener contacto con él, reportando sus avances. Para que el proceso comience, el paciente tenía que dar su consentimiento sobre las ventajas y desventajas que el proyecto conllevaba y, además, seguir todos los protocolos de una consulta FTF (Face to Face) convencional. Los resultados no fueron totalmente concluyentes. Sin embargo, esta investigación fue un acercamiento al desarrollo de futuras investigaciones orientadas al servicio clínico en tele psiquiatra. Además, cabe resaltar que los pacientes involucrados en esta investigación manifestaron estar satisfechos con el procedimiento [40].
Específicamente no existen test psicológicos tecnológicos para pacientes en rehabilitación. Lo que se usan son diferentes test psicológicos presenciales que verifican cómo se encuentra el estado mental del paciente, especialmente para evitar que padezca depresión o ansiedad.
Existen tests que analizan ambos trastornos. El CECAD cumple esta función, con tan solo 50 preguntas podemos diagnosticar sobre el trastorno padece, donde además se analiza el comportamiento del paciente [41]. Otros test son de manera oral, con esto se puede analizar mucho mejor al paciente con ayuda de su forma de hablar y su lenguaje corporal. Ambos tipos de test son de manera presencial, pero al parecer de la manera que están estructurados se pueden hacer de manera remota. El test de preguntas tiene un rango de precisión mayor en comparación con el test oral [42].
Cabe añadir que en el contexto de la pandemia, una dificultad es que los pacientes no pueden acudir a los centros de salud. Además que muchos no cuentan con las herramientas tecnológicas adecuadas como smartphones, computadoras, conexión a internet, etc.
Banda integrada con sensores de electrocardiograma y electroencefalograma. Sensible para la detección de estrés.
La aplicación “The Challenger” usa reconocimiento del lugar a tiempo real, notificaciones, interacción anónima entre los usuarios, un alto nivel de personalización y técnicas didácticas. Al recolectar información con ayuda de los smartphones podemos tener datos sobre las interacciones sociales de la gente, actividades diarias y patrones de movilidad [45].
El movimiento de los ojos está relacionado con el estado mental que se encuentran los pacientes [44].
La diferencia tecnológica en el país respecto de los demás países es debido a una muy baja inversión en la salud. En el año 2017, se invirtió un 3.16% del PBI en salud, el cual es un 0.02% menor de lo invertido en el año 2016. Además, el Perú ocupa el puesto 87 de 192 en el ránking de gasto público en sanidad per cápita, lo cual significa que el Estado invierte un total de 656 dólares para la salud de cada peruano, independientemente de su situación. Mientras que en otros países de Latinoamérica, como Chile y Brasil, se invierte 1749 y 1300 dólares por ciudadano, respectivamente [48][49].
Adicionalmente, debido a la deficiencia de los servicios de salud públicos, se observó que un 73% de los gastos privados en salud provienen de pacientes insatisfechos con el servicio público debido a que no reciben la atención que requieren.
Conoceremos más a detalle a nuestros stakeholders.
Escogido
Identificaremos las alegrías y frustraciones a nivel del paciente para después establecer variables a solucionar.
Variables Identificadas
Identificaremos las alegrías y frustraciones a nivel del hospital para después establecer variables a solucionar.
Variables Identificadas
Identificaremos las alegrías y frustraciones a nivel del estado para después establecer variables a solucionar.
Variables Identificadas
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2.M. Zhao, M. Wang, J. Zhang, J. Ye, Y. Xu, Z. Wang, D. Ye, J. Liu, and J. Wan, “Advances in the relationship between coronavirus infection and cardiovascular diseases,” Biomedicine & pharmacotherapy = Biomedecine & pharmacotherapie, Jul-2020. [Online]. Available: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7218375/. [Accessed: 10-Sep-2020].
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